Es una de las grandes Comedias del teatro de todos los tiempos. Una pieza maestra de la carpintería teatral, escrita por uno de los más importantes dramaturgos contemporáneos, Peter Shaffer, dirigida y adaptada por un maestro del género, Esteve Ferrer.
En esta obra se utilizó por primera vez el recurso de la luz invertida: lo que es luz para el espectador es oscuridad para los personajes, y a la inversa. Esto requiere la total complicidad del espectador que ha de admitir esta convención como un juego, convirtiéndose en testigo privilegiado de situaciones cada vez más disparatadas y embrollos de todo tipo provocados por un inoportuno apagón de luz.
Es Humor en estado puro, operando sobre una amplia gama de recursos cómicos, pero además, en su lectura más profunda, es una lúcida metáfora sobre la ceguera de los videntes y sobre la hipocresía cotidiana entendida como oscuridad moral.
