Finestres - Cicle: Angry women con Laura Fernández

Finestres - Cicle: Angry women con Laura Fernández

ANGRY WOMEN o mujeres que escriben para acabar con TODO (con todo lo que no les gusta), es decir, EL MUNDO.

Por Llibreria Finestres

Fecha y hora

Empieza el mié, 6 oct 2021 18:30 CEST

Ubicación

Llibreria Finestres

Diputació 249 08007 Barcelona Spain

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Acerca de este evento

A.M. HOMES / JOY WILLIAMS / CHRIS KRAUS / LORRIE MOORE / LIONEL SHRIVER / ANNA STAROBINETS / MARGARET ATWOOD / VIRGINIE DESPENTES / CLARA VAYE WATKINS

Disparan desde elegantes y pérfidas casas de los suburbios que desean ver arder como desearían ver arder sus desesperadamente autodestructivas vidas. Disparan desde el mismísimo desierto de Sonora, como adolescentes que podrían pasar por fantasmas y que, en realidad, lo hacen, ¿y qué forma de habitar el mundo es esa? Suben a coches y recorren países perdidos creyendo que pueden meterse un bebé en el bolso porque el mundo es un lugar horrible, y ellas no tienen por qué ser otra cosas que montones de cosas también, a ratos, horribles. Desmontan, desde dentro, cualquier intento preconcebido de lo narrativo y, de paso, hacen pedazos hasta su última relación tóxica. Desmiembran la maternidad, la familia, la pareja, el capitalismo salvaje, el neo nacionalismo, es decir, hasta la última de sus ataduras. Muestran de qué forma, para ciertos sistemas monstruo, no son más que hormigas, esto es, un algo absurdo y en cadena pisoteable, pero que, sin embargo, y contra todo pronóstico, encuentra la manera de devolvérsela. Viajan al futuro y advierten de dónde va a acabarse si se sigue por los caminos que existen, dicen: “Hay que cartografiar otro tipo de mapa, uno en el que importemos”. Se revuelven, rabiosas, en un presente que tiene aún mucho de pasado, y que a veces está repleto de moteles, y otras veces, es un banco en un parque y cerveza caliente, y una gasolinera abandonada. Son mujeres, están enfadadas, escriben, y han dado forma a algunas de las obras maestras de finales del siglo pasado y de lo que llevamos de este. La idea de este ciclo es conocerlas mejor, conocerlas a fondo, incluso con anécdotas del cuerpo a cuerpo con cada una de ellas, y descubrir de qué manera se enfrentan a cada combate y qué sentido tiene para cada una de ellas librarlo. Y cómo han aprendido a pelear tecleando.

SESIONES (9)

1) A.M. Homes: La más salvaje y corrosivamente divertida heredera de John Cheever, oh, en realidad Cheever a su lado es una suerte de osito de peluche que disparaba compasivamente contra todo aquello que, en el fondo, le había salvado de una vida aún más aburrida. Homes no se detiene ante nada ni nadie. Pone una bomba tras otra a cualquier atisbo de sueño americano del que aún se pretenda presumir. Oh, ya sabemos, en realidad, nada ha existido nunca.

2) Joy Williams: He aquí la sabia del desierto de Sonora. La mujer que ha escrito cuatro únicas novelas y ha puesto del revés con ellas la idea de la fantasmagoría del desubicado. Sus protagonistas tienden a ser adolescentes sin trabajo que vagan en un mundo que jamás va a entenderlas sin que ellas quieran que las entienda. O también, parejas que habitan casas que no son suyas para fingir que tienen vidas que nunca tendrán, y no deseándolas en absoluto. Un realismo mágico weird y marciano.

3) Chris Kraus: No es crónica, no es memoir, no es novela, no es un ensayo sociológico y artístico del mundo, un sarcástico pulso al presente, sino que es todo a la vez. Puede que su obra más famosa sea Amo a Dick, la historia de cómo ella y su pareja, un profesor demasiado mayor para casi cualquier cosa, enfebrecieron de deseo por un tipo al que persiguieron por todo Estados Unidos enviando faxes aquí y allá, pero no es la única. Kraus radiografía su fracaso como nadie – con un sentido del humor deliciosa y exquisitamente feroz – y, de paso, radiografía el mundo que lo contiene y lo explota. Todo el nuevo híbrido ensayístico tiene un kilómetro cero, y ese kilómetro cero es ella, y su insuperable obra.

4) Lorrie Moore: Sus cuentos aguijonean a la mujer de clase media, intelectual, y dolorosamente dependiente de un mundo que, ajá, la está dejando escapar, pero en realidad sólo está fingiendo hacerlo. La destrucción de la forma en los relatos de Lorrie Moore, y la manera en que descompone – especialmente – la pareja, y toda relación de poder entre supuestos iguales que nunca acaban de serlo, es una manera de revolverse contra aquello que no somos aunque se pretenda que así sea.

5) Lionel Shriver: La mujer que se cambió de nombre con 16 años – lo de Margaret siempre le pareció “un chiste de mal gusto” – elige un tema y lo desmonta por completo. Hizo pedazos la maternidad en Tenemos que hablar de Kevin, y el neoliberalismo atroz en Los Mandible, y hasta la idea de la infidelidad – que no únicamente la pareja – en El mundo después del cumpleaños. Es una cowgirl sin escrúpulos, amante de los delirios de T.C. Boyle, y de la incorrección infinita.

6) Anna Starobinets: Es un Nikolai Gógol que hubiera leído más de la cuenta a Stephen King, o una Shirley Jackson que se hubiese formado dentro de un relato de los hermanos Strugatski. En sus cuentos, fábulas kafkianas, o gogolianas, cualquier cosa es posible, pero sobre todo, es posible que el sistema – el suyo, el soviético – se coma al individuo, o que el individuo luche, sin éxito, por escapar a él, y acabe destruyéndolo – inmolándolo – desde dentro. Es divertida, es altísima literatura, y a la vez es puro otro mundo, en todos los sentidos. A los cinco años, su padre llegó a casa con un libro y dijo que lo había escrito él. Ella dijo: “Tú nunca lees. No puedes escribir”. Lo hojeó y vio que estaba lleno de números. Su padre era matemático. Se metió en su cuarto y dijo: “Voy a escribirte un libro para que veas lo que es porque la escritora aquí soy yo”. Moscú, años 80.

7) Margaret Atwood: No, Margaret Atwood no sólo ha escrito El cuento de la criada. De hecho, El cuento de la criada es tan anecdótico en su bibliografía que es casi vergonzoso que apenas se la conozca por él. Su novela realista impulsó el feminismo antes del feminismo – y dice que porque simplemente para ella no tenía sentido pensar que la mujer era menos que el hombre, había crecido tan al margen del género que la cosa era así – y dibujó la mente a veces repleta de trampas del ser humano como nadie. Sin ir más lejos, su primera novela, La mujer comestible dinamita la convención de que somos uno todo el tiempo, ¿no somos miles?

8) Virginie Despentes: La artífice de La teoría King Kong debutó con Fóllame, una novela protagonizada por dos very angry women que iban por el mundo descerrajando tiros a todo tipo inútil con el que se cruzaban, en una de las más incómodas road novels de la Historia, con mayúscula. Para Despentes, la literatura es un arma con la que apunta a todo aquello que no le gusta. A veces, para intentar acabar con ello, generando un efecto espejo deformantemente insoportable. Otras, para advertirnos de que erramos el camino hace mucho, mucho tiempo, pero en realidad no tuvimos otro remedio. Los tres asaltos de Vernon Subutex son casi un ensayo sociológico, o la mejor muestra sobre de qué manera Francia perdió cualquier tipo de dignidad hace demasiado.

9) Claire Vaye Watkins: Es hija de un chico Manson, sí, su padre estuvo en el Rancho, y también estuvo en la cárcel, y ella a veces se acuesta con tipos que quieren estar cerca de Manson, y lo hace porque le parece divertido. Luego lo cuenta en historias que no se parecen a nada que se haya hecho antes al otro lado del charco. Que a veces recorren la historia completa de un lugar – con sus depósitos de agua y sus caballos, y su sheriff, y sus carteles de Se busca – desde el principio de los tiempos – la era falsa del western – hasta el indeseable presente.

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