La idea de la colectividad es una de las más importantes condiciones a asumir a la hora de poner en marcha cualquier ejercicio de arqueología sonora. El ruido, siempre ajeno por definición, tiende a convertirse en sonido si hay una comunidad que así lo desea, aunque este deseo limite los significados que transmite cada forma sonora. Por tanto, toda colectividad supone una lectura política de nuestro entorno sonoro, una revisión de nuestra realidad a través de los sonidos.
El sonido de las carretas de bueyes, ya prácticamente extinguido en toda la península ibérica, es probablemente uno de los sonidos no estrictamente musicales más antiguos de la historia de la humanidad, pero sobre todo, nos ofrece la posibilidad de escuchar una extensa y persistente herida. Testigo hablante de todo cambio socio-económico acontecido durante los últimos 5.000 años, el carro chillón guarda en su ronco canto un primitivo pero no por ello menos complejo código de comunicación en desuso. El ruido que nos falta.
En esta conversación hablaremos con Xabier Erkizia sobre su investigación en torno al sonido de los carros.
Esta actividad forma parte del programa de mediación en torno a la exposición Voces que caminan