Una banda de rock sin batería, una banda de bluegrass sin violinista. Para los caballeros de The Dead South -banda de 4 componentes de estilo propio, originales de Regina (Saskatchewan, Canadá)- se trata de como tocas, no de qué tocas. La combinación de violonchelo, mandolina, guitarra y banjo les caracteriza como un grupo en sintonía con tiempos pasados, pero con sello propio. The Dead South encuentra una moderna trivialidad en estos aparejos de antaño.

La banda anuncia su tercer álbum, Sugar & Joy, editado el pasado el 11 de octubre de 2019 a través de Six Shooter Records. El título del álbum, Sugar & Joy, sale de lo que a ellos les gusta denominar “la canción más rara del disco” (en este caso, "Fat Little Killer Boy”) que habla del subidón de insulina, que inevitablemente va seguido del bajón. La moral absurda, las motivaciones podridas y el pensamiento mágico del estafador convierten a Sugar & Joy en una tesis sobre la violencia y la masculinidad.

Este álbum es el primero escrito y grabado fuera de Regina y producido por Jimmy Nutt (FAME Studios) miembro de toda la vida de la escena musical de Muscle Shoals cuyos créditos incluyen un Grammy por su trabajo en The Steeldrivers. Sugar & Joy es el trabajo más ajustado, extraño y emocionante de The Dead South hasta ahora. “Tienen una obvia devoción por lo que hacen”, dice Nutt. “Entre ellos se animan mutuamente, cosa que no se ve a menudo”.

En "Diamond Ring", el pobre William, quien quiera que sea, fue robado por un aspirante a caballero que trataba de impresionar a su prometida. El dinero no compra el amor, pero si compra el anillo. En el mundo de The Dead South los personajes hacen lo que deben, incluso cuando la lógica es retorcida y los lleva por mal camino. Desde el rasgueo galopante de apertura hasta el registro más bajo del violonchelo y las voces profundas, el sentir melancólico de la canción capta los intercambios de The Dead South, historias de desesperación y malas decisiones contadas en explosiones de ritmos rápidos y brillantes. Esta canción es la perfecta introducción a un álbum que explora las causas y efectos tragicómicos de la iniquidad, desde la intimidación a la criminalidad. Es una historia oscuramente absurda con un gesto romántico equivocado y una acusación de materialismo.

“Alabama People” es un pisotón Bauhaus-via-bluegrass con un trémolo solo de mandolina en clave menor que encuentra lo universal en lo hiper regional. No podría haberse escrito en otro sitio que no fuera The Nutthouse. Con partes iguales de empatía y miedo, The Dead South ha canalizado su visión de lo bello y tenso del sur en un himno outsider, como si lo observaran desde fuera.

“Blue Trash” es una canción construida perfectamente sobre el banjo bluegrass, es una carta de amor, no una disculpa, a los puristas, porque The Dead South viene en son de paz.

La típica pregunta, de qué es o no es la música bluegrass, ocasionalmente surge en la estela de The Dead South, mientras se mueven al próximo concierto.